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“MAS DISCIPLINA Y MENOS SOBERANIA”: Darío Botero Pérez

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La lucha ejemplarmente democrática de los egipcios logró derrocar al dictador Hosni Mubarak como expresión victoriosa de la “Primavera Árabe” que ha inspirado a los mansos y decentes del mundo entero.

 

También, esa asombrosa y arrasadora manifestación de democracia auténtica les permitió a libios y tunecinos deshacerse de las bestias Gadafis y de Ben Alí, respectivamente. Igualmente sirvió para cambiar el gobierno de Yemen, y para asustar al pro imperialista de Bahrein.  Todo ello en 2011.

 

Esta insurgencia espontánea y creciente no sigue a líderes sino que postula valores y principios adecuados y estables, de valor universal, reconocidos por las mayorías decentes como fundamentos válidos para establecer la Sociedad Democrática Global que remplazará el trágico período antropológico conocido como Historia, derrotando el Nuevo Orden Mundial con que los decrépitos enemigos comunes pretenden perpetuarla.

 

En consecuencia, la Primavera Árabe, como los movimientos de “Indignados” en Europa y el “Occupy” usano, que complementan otras fuerzas populares levantadas en protesta en cada vez más países, son expresiones democráticas fundamentales y auténticas.

 

Constituyen mecanismos idóneos para superar la impostora “democracia representativa” y sus nefastas instituciones, cuando la Humanidad está hallando la lucidez necesaria para desenmascarar a sus opresores, y la fuerza indispensable para derrotarlos.

 

Ya es consciente de que se trata de ineptos, tan perversos como cobardes y ambiciosos, que dependen de sus siervos provenientes del pueblo para valerse, pues por sí mismos no son capaces de hacer nada.  No obstante, están acostumbrados a vivir como dioses en medio de la miseria de las mayorías, cada vez más extrema por designio de esos degenerados.

 

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Tras milenios de humillación, sometimiento, despojos, asesinatos y envilecimiento de las mayorías inermes por los sicópatas enamorados del poder, en todo el Mundo, que fácilmente cubren los últimos diez mil años de existencia de la especie y que generalmente se conocen como Historia, los hijos de Ra están abriendo los ojos y reivindicando su soberanía individual, tan deteriorada por su fe islámica.

 

Aunque el ganador de las elecciones presidenciales resultó siendo Mohamed Morsi,  un “hermano musulmán”, previsiblemente fundamentalista confesional, y el poder continúa en manos de los militares, lo cual sería aterrador si sus candidato hubiese sido el elegido, la decisión de los oprimidos por recuperar su dignidad, perdida en manos de los potentados, no desaparecerá sino que se mundializará, cualificará y potenciará.

 

Así habrá de suceder (y ya está sucediendo en algunos, como en Islandia) en todos los pueblos que han resuelto superar el aterrador período que sólo les ha ofrecido y sigue ofreciéndoles hambre, dolor y afrentas, cada vez peores, a los habitantes subyugados.

 

O sea, el consumismo depredador, perfeccionado por el absurdo y letal Neoliberalismo que todos los gobiernos aplican, somete a los pueblos a un presente asqueroso y les niega hasta la posibilidad de un futuro digno.

 

La razón de tan insoportable realidad es que quienes monopolizan el poder y las riquezas aspiran a que las futuras generaciones sigan pagando lo que les están cobrando a las presentes, mientras los culpables de la debacle definitiva continúan disfrutando de impunidad y privilegios.

 

Las bestias apocalípticas no entienden que los jóvenes (y muchos viejos también, por fortuna) están dispuestos a forjar la sociedad del futuro aprovechando el extraordinario desarrollo de las fuerzas productivas alcanzado por los progresos técnico científicos capaces de acabar con la maldición del trabajo, reservándoles a los seres humanos la creatividad.

 

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En cuanto a la deuda que proyectan como eterna y que pretenden utilizar para apoderarse de los países, privatizándolos, se trata de lo que se han robado los potentados inmunes, impunes y desvergonzados, cuyos merecidos castigos sólo los pueblos les impondrán, pues los gobiernos actuales son ejercidos por lacayos incondicionales y miserables de los enemigos comunes.

 

Por tanto, son incapaces de oponerse a lo que les impongan, de modo que están resueltos -a su vez y con entusiasmo de golfas de pueblo copulando con extranjeros esbeltos, como si de un privilegio para sátrapas distinguidos se tratase- a imponerles a los ciudadanos y a los súbditos lo que les ordenen.

 

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La lucha multitudinaria, pacífica, omnipotente y omnímoda de los seres humanos evolucionados y amantes de la lúdica -por ende, ajenos a los sicópatas amargados que sólo le reconocen valor a las riquezas y al despotismo, y que han gobernado durante tantos milenios esgrimiendo morales inhumanas absolutamente reñidas con la ética-, habrá de expresarse mundialmente, de manera concertada por la población al margen de cualquier organización o institución que pretenda sustituirla.

 

Cada vez es más claro que no existen razones para seguir esclavizados, sirviéndoles a unos ineptos perversos convencidos de que son superiores a los demás, según se los inspiran las ideologías aristocráticas que se han nutrido de los mitos fundacionales, posiblemente inspirados por extraterrestres perversos, sedientos de sangre y absolutamente sádicos.

 

Al respecto, podemos caracterizar los abusos de los potentados como el “síndrome de Medusa”, entendido como la desmesura de los seres que se sienten superiores, de modo que no tienen inconveniente en violar los derechos de aquellos a quienes consideran inferiores.

 

En su descaro llegan hasta el punto de ponerlos a pagar los crímenes cometidos por sus victimarios, como lo están haciendo los banqueros y financistas impunes, aunque son los verdaderos culpables de la crisis definitiva a la que nos han traído.

 

Con semejantes criterios, no es de extrañar que la desigualdad social y la opresión y humillación para las mayorías sean algo intrínseco a las sociedades piramidales que han dominado en la Historia.

 

Por eso, en su agonía, para ratificar su falaz superioridad y conservar, aumentar y consolidar sus objetivamente infundadas prerrogativas, quienes constituyen la casta de los potentados, aunque son absolutas minorías, no tienen inconveniente en oprimir, despojar, despreciar y condenar a esas mayorías que ya no resisten más vejámenes y están resueltas a impedirlos.

 

Tal es el propósito de las medidas absurdas, desatinadas, inconsistentes y ruinosas que las “autoridades” europeas les obligan a adoptar a sus neo colonias del primer mundo, como Irlanda, Portugal, Grecia, España y Chipre.

 

A éstos los seguirán Italia y Francia, Pero su lúgubre condición planean extenderla a todos los miembros de la Unión Europea, comenzando por los que se han avenido a adoptar una moneda única que en escasos diez años los ha llevado a la ruina y los despoja crecientemente de su soberanía.

 

Seguidamente, los amos y sus lacayos de alto nivel, reunidos en el Club Bilderberg y acatando las recetas cocinadas en sus reuniones, aplicarán su ofensiva supranacional al resto de países del Mundo sujetos a su férula despiadada y desmesurada.

 

A propósito, cabe recordar que a la funesta cofradía de potentados sionistas apocalípticos pertenece el rey de España por derecho propio, y que a su última reunión asistió la vicepresidenta del híbrido monárquico republicano que posa de democracia singular, tan atípica como anacrónica.

 

Con razón, los subdidadanos se encuentran confundidos y esquilmados.

 

Los más retrógrados sueñan con revivir plenamente la monarquía y retornar a su condición de súbditos abyectos, apasionados por el masoquismo y felices abusando sádicamente de quienes consideran inferiores.

 

Pero los dignos herederos del anarquismo y los amantes de las soberanías autonómicas prefieren convertirse en ciudadanos de verdad. Con tal propósito guiado por ansias de verdadera democracia, pueden optar por fortalecer el movimiento de indignados en vez de seguir creyendo en los falaces representantes impuestos por la payasada de la “democracia representativa”.

 

En tanto, gozan de impunidad los bandidos de cuello blanco, como Iñaqui Urdangarín o el mismo rey, pues creen en su superioridad, como creía Carlos Dívar y tantos honorables bandidos más en tantos países.

 

Semejantes impostores están convencidos de que el tesoro público está a disposición de los lacayos de potentados, sin condiciones, de modo que disponer de él no es ninguna falta ni, mucho menos, un delito, al menos para esos privilegiados guiados por el “síndrome de Medusa”, de modo que para sí mismos no admiten ninguna afrenta, como cualquier dios Poseidón, pero son despiadados con sus víctimas, como lo aprendió el estafador de estafadores, el admirable Bernard Madoff.

 

Los decrépitos buscan suplantar las identidades de las naciones mediante la imposición de un gobierno global, precario, homogenizador, perverso y fantasmal, virtual o abstracto, dominado por los potentados del Nuevo Orden Mundial en su propio beneficio, pero ocultos bajo la máscara de un “gobierno mundial en la sombra (o invisible)” que se volverá intocable para los ciudadanos normalitos o corrientillos, como somos la inmensa mayoría.

 

De hecho, éste es el resultado que buscan los Rothschild para precipitar el Juicio Final que los obsesiona desde que Moisés sacó a los esclavos judíos de Egipto.

 

Ese es el propósito de sus osadas propuestas e imposiciones económicas, políticas y sociales para los países miembros de la Unión Europea.

 

Evidentemente, constituyen ofensivas delirantes y avasalladoras que despojan de soberanía a los países y, por supuesto, a los pueblos y a los individuos, cediéndosela a instancias supranacionales.

 

Desde luego, a éstas las tenemos que identificar y repudiar rápidamente, sin dudas ni esguinces.  Sabemos que los enemigos comunes las esconden bajo la noción de “mercado”, pretendiendo que ésta es sagrada, y que por defenderla bien pueden proceder a asesinar al 95% de gente que estorba o sobra, según los potentados guiados por los humanitarios principios de la masonería.

 

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Por suerte, cada vez más víctimas entienden la perversidad de quienes las han engañado.  Comprenden que no hay razones objetivas para continuar esclavizados por tiranos e impostores, ni viviendo bajo tiranías, por muy representativas que se consideren o por muy desalmadas que sean.

 

Crecientemente, las multitudes han ido recuperando su dignidad intrínseca, que dota a sus integrantes de soberanía personal congénita por el milagroso hecho de existir.

 

En consecuencia, cada vez más individuos reivindican, sin timideces ni complejos, su derecho a controlar sus propias vidas en medio de un escenario igualitario, tolerante pero respetuoso, en el que se venza, en el caso de los países islámicos, el machismo y la autocracia enfermizos de los herederos del profeta, intoxicados con la sharia y la yihad.

 

Y en todo el Mundo, en el que se derrote y supere a los potentados que se auto erigen como líderes y mentores de los demás, de modo que consideran tener derecho a oprimirlos y despojarlos, imponiéndoles disciplinas perversas de megalómanos irredentos, generalmente degenerados mentales llenos de astucia criminal y complejos de superioridad, aunque negados para la lúdica y la compasión pero inclinados a imponerles férreas disciplinas a los demás.

 

O sea, quienes reclaman su derecho innato a dirigir  al resto de humanos, haciendo los sacrificios necesarios para lograrlo sin importar los obstáculos a vencer, son sicópatas, como se les conoce de manera más sintética y precisa en psiquiatría. Como sabemos, se les encuentra en todos los lugares y en todos los tiempos, durante el período de la gran degeneración conocido como Historia.

 

Estos personajes insensibles, desalmados, inescrupulosos, ambiciosos y perversos, abusan de sus privilegios e insisten en hacerles creer a los cándidos crédulos creyentes fieles (y valgan las redundancias) que son seres superiores por obra de dios, presuntamente designados para gobernar al resto.

 

Así lo demostraría su habilidad para engañarlos impune y recurrentemente, a la cual está acudiendo Mariano Rajoy con tanta insistencia, prevalido de su enorme capacidad retórica y demagógica.

 

Sin embargo, generalmente su ineptitud es evidente, como lo comprobamos con la bestia George W. Bush y su cohorte; y no deja de ilustrarlo la Merkel con sus indecisiones, desaciertos y ejecutorias neoliberales y fascistas, absolutamente inhumanas.

 

Afortunadamente, quienes han de superarlos son los indignados de todo el Mundo, pioneros dignos que no pueden dejarse aplastar por megalómanos descerebrados ni por regímenes represivos y caducos como el que representa en Siria la bestia reptiliana y sanguinaria, Bashar al Assad.

 

Los gobernantes que les sirven a los potentados como viles esclavos,  han perdido su vigencia, de modo que se mantienen por mera inercia y complicidad de sus pares, quienes temen correr igual suerte que los dictadores del norte de África.

 

En cambio, las multitudes conscientes apenas han comenzado a reivindicar sus derechos, procediendo con creatividad y soberanía…

 

De ahí que el temor de los potentados se esté convirtiendo en pánico, de modo que no dudarán en desatar la guerra que suponen que los salvará, pues sus medidas económico ideológicas cada vez tienen menos efectos y despiertan más burlas y rechazos por parte de los sometidos a semejantes idioteces letales que es esmeran por presentar como alta sabiduría.

 

Igual pasa con sus desmesuradas agresiones al medio ambiente, que ya pocos apoyan porque las mayorías han entendido que se trata de crímenes contra la Naturaleza y la Vida que nos afectan a todos y son irreparables en términos humanos.

 

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Cuando las multitudes reivindican la soberanía de cada uno de sus integrantes, se diferencian de las masas amorfas sumidas en la ignorancia y el fanatismo que les impiden identificar sus auténticos intereses y las condenan a luchar por defender los de sus opresores.

 

Por eso, dada la creciente ola de dignidad que invade a los individuos lúcidos, independientes y soberanos, tanto como a sus comunidades, es irónico e inaceptable que los potentados reaccionarios les exijan a los siervos ineptos y rastreros, que manejan los gobiernos arrodillados a ellos, que les impongan a los pueblos subyugados “más disciplina y menos soberanía”.

 

Pero su demanda autocrática, propia de bestias sicópatas, represivas, unidimensionales, ineptas e intolerantes, permite entender claramente el atraso ideológico en que se mantienen los ilusos potentados que desprecian la inteligencia y la dignidad de los seres humanos, que atacan la Vida en general, y que insisten en destruir aceleradamente la biosfera.

 

Sin duda, son incapaces de organizar la convivencia solidaria y respetuosa que augura la Sociedad del Conocimiento, radicalmente opuesta a las opresivas que han dominado en la Historia, pues respeta, protege y sostiene a todos sus integrantes, independientemente de su talento, que les fomenta.

 

A quienes no tienen talento o los agobian la pereza y la desidia, aunque no sean más que zánganos reacios al trabajo y alelados como idiotas, la sociedad plana también los mantendrá en óptimas condiciones, pues, con seguridad, serán una carga muy inferior a la que representan las actuales autoridades, represivas, parasitarias, saqueadoras, hipócritas y detestables.

 

Alienados por sus prejuicios, quienes han estado en las cúpulas de las sociedades piramidales imperantes en la ruin y caduca era, consideran como meras consignas, de carácter propagandístico pero sin fundamentos, la cacareada “igualdad” de los seres humanos que, junto a la “libertad” y la “fraternidad”, inspiraron la Revolución Francesa concitando el apoyo de la plebe a los burgueses, revolucionarios en ese entonces y, ahora, profundamente reaccionarios o retrógrados.

 

Están convencidos de que la presunta mediocridad de los ignorantes que conforman las mayorías a su cargo, supersticiosas y fanatizadas (pues así las consideran y se esmeran por mantenerlas en tal condición) les impediría convertirse en seres conscientes e íntegros, capaces de identificar sus auténticos intereses y luchar por defenderlos.

 

Los enemigos comunes, para sacar sus absurdas y letales conclusiones, se basan en la experiencia histórica, que juzgan y presentan como inmodificable e insuperable, de modo que están convencidos de que es y será eterna la opresión de las mayorías, que la caracteriza.

 

Insisten en que la Historia reitera y confirma la grandeza de las minorías desalmadas, cuyos crímenes contra las mayorías serían un derecho natural de los dioses y semidioses -de los cuales harían parte los potentados, en particular los sionistas del “pueblo elegido”- que las someten, las engañan y las esquilman sin consideraciones de ningún tipo, pues las desprecian con absoluta convicción.

 

Por eso es que los banqueros ladrones -carentes de imaginación y creatividad, a no ser para diseñar mendaces “productos financieros” destinados a estafar incautos y arruinar a las mayorías, pero persistentes en sus desastrosas recetas neoliberales; absolutamente desalmados y convencidos de que su maldad e insensibilidad son pruebas de su superioridad-, no pagan sus crímenes ni tienen inconveniente en seguir robándoles a los ciudadanos las conquistas sociales alcanzadas mediante luchas heroicas que les costaron sus vidas a muchos, pero ante las que no se acobardaron.

 

Tales individuos ejemplares buscaban que, al menos sus descendientes, pudiesen disfrutar de un bienestar que los potentados hacen todo lo posible por arrebatarles, pero que cada vez más individuos libres y autónomos reclaman como un derecho inalienable por cuyo respeto bien vale la pena exponer la vida, y hasta perderla.

 

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La noción de soberanía es fundamental para la identidad de los pueblos y los individuos.  Pero, a punta de represión y de estafas, se la quieren robar a los países, gobernados por sátrapas, esos monstruos decrépitos que se atribuyen el derecho a amargarles sus vidas a los demás tanto como a destruir la Naturaleza como les venga en gana, acabando con la preciosa e irrecuperable diversidad.

 

Al efecto disponen en los gobiernos de, prácticamente, todos los países, de títeres abyectos y traidores a sus pueblos, que les entregan las riquezas de la patria a extranjeros monopolistas y depredadores.  Éstos condenan a los pueblos a la hambruna eterna al destruirles el medio ambiente del que han logrado sobrevivir armónica y provechosamente respetando la Naturaleza.

 

Tal sería el caso con Eurovegas, interesada en destruir los ejidos del delta del Llobregat para remplazar la producción de alimentos y la protección del medio ambiente por fichas de casino, que en nada ni a nadie alimentan, y que multiplican los problemas sociales.

 

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El desafío es evidente, y cada vez lo entienden más personas pertenecientes al pueblo pero dedicadas a servirles “incondicionalmente” a los enemigos comunes.  Por eso se generaliza la renuncia de los militares lúcidos a participar en la represión contra los ciudadanos inermes, que son sus hermanos de clase.

 

Se trata de algo que no dejó de manifestarse oportunamente en Túnez ni en Libia. Por fortuna, tal actitud digna ya se está viendo en Siria.

 

Sin duda, será una vía de liberación cada vez más recurrida por la Humanidad adolorida pero dispuesta a superar la Historia para instaurar una era de paz y solidaridad enmarcada en una Sociedad Democrática Global garante de las soberanías y los derechos de todos los que se comporten como gente decente y respetuosa de los derechos ajenos.

 

Desde luego, tal demanda de soberanía exige no sólo el ejercicio de la de los individuos sino la soberanía plena de los pueblos, por la que tradicionalmente han luchado pero que los degenerados potentados y sus lacayos se esmeran en impedirles que ejerzan contando con la complicidad de los cipayos y los sátrapas, quienes les sirven incondicionalmente traicionando a los pueblos que gobiernan.

 

El vaso está medio lleno, y terminaremos por rebosarlo con civilización y bienestar para todos en vez de permitir que los enemigos comunes acaben de vaciarlo en detrimento de las mayorías.

 

¡Si te parece, tú puedes participar aunque muchos se esfuercen por impedírtelo!  ¡Es cuestión de soberanía, orgullo y dignidad!

 

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Esta entrada fue publicada el 27 de junio de 2012 por en Noticias y política.

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