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DARÍO BOTERO Y SU EXCELENTE COLUMNA: NOTICIAS PUEBLA

CASOS GEMELOS EN REPLICACIÓN

Darío Botero Pérez

“Cuando en Colombia comenzó
a atacarse de raíz el problema del narcotráfico
fue porque se procesó hasta a legisladores.
En México habría que abrir indagatorias
comenzando por los gobernadores;
y de ahí hacia abajo”

Salvador González Briceño
en el libro colectivo “La Neta Revelada”,
de próxima aparición.

1/8. Modelo Colombia

En Colombia, el poder regional hace años está controlado por los narcopolíticos y sus secuaces armados.

Iniciaron su penetración desde el gobierno de Misael Pastrana Borrero con la llamada “bonanza marimbera”, amedrentando a los tradicionales “caciques electorales” de origen oligárquico, o asociándoseles aprovechando su enorme poder económico, capaz de derribar barreras de clase y prejuicios atávicos mediante la compra de propiedades rurales y urbanas a precios exorbitantes que pocos terratenientes se negaban a rechazar, sobre todo cuando negarse era sinónimo de morir a manos de los nacientes narcopolíticos, ahora amos y señores de buena parte del poder político en el país.

2/8. Modelo Bolivia

En ese entonces, y cada vez con más razón, el deterioro social creciente indujo a calificar a la otrora industrializada y admirada Colombia como una réplica de Bolivia.

Ésta nación hermana era afrentada como el origen de la cocaína que tanto seduce a los usanos. También estaba sumida en un atraso que aun golpea, pero no por sus métodos productivos ancestrales y respetuosos de la madre Tierra, ni siquiera por su incipiente industrialización, sino porque la propiedad de la tierra sigue concentrada en pocas manos, negada al productor directo, el campesino o el indígena, lo cual tiene que ver más con las condiciones de opresión, despojo y miseria para las mayorías -propias de todas las sociedades de clase, piramidales, excluyentes y autoritarias- que con la carencia de una industria o un mercado de tipo capitalista.

3/8. Elementos teóricos

Esta observación es válida a pesar de las distorsiones que el lúcido discurso de Marx ha promovido por su aparente desprecio a las formas precapitalistas de ganarse el sustento.

Con tales posturas supersticiosas -“cientifizadas” por el genio social incuestionable y su talentoso cómplice, Federico Engels-, en las mentes de sus seguidores fanatizados e incapaces de reflexionar, de científico Marx ha pasado a profeta o hasta a Mesías, como Bolívar, gracias a quienes consideran que sus palabras son dogma y sus apreciaciones, verdades absolutas, lo cual descalifica absolutamente la dialéctica materialista, que le permitió ser tan penetrante en el análisis de la realidad social y económica de su época al padre del socialismo científico.

Así niegan que fue un científico consecuente con la observación de la realidad, que entonces era tan diferente a la actual, de modo que hipótesis como la indispensable violencia, “partera de la Historia”, o la primacía del proletariado como única clase genuinamente revolucionaria e imprescindible (que los robots remplazan con altura), tan asombrosas, aclaradoras y lúcidas en su momento, han perdido totalmente su carácter de verdades científicas aunque no lo admitan los sumos sacerdotes de los partidos comunistas o los teóricos de la escuela de Frankfurt ni de la francesa ni, menos aún, los militantes de los partidos de “izquierda” que le hacen el juego al Neoliberalismo, como está pasando en Cuba al abrirse a las petroleras, condenando su precioso litoral mientras desperdicia el talento de sus gentes, tan capaces de producir como cualquiera, si se les da la oportunidad en vez de reprimir sus iniciativas.

4/8. Colombia, de nuevo

Desde esa década de 1970, los crímenes, incluyendo los asesinatos de líderes sindicales y populares, empezaron su carrera ascendente, hasta ahora imparable, pues ha sido acompañada de una dolorosa impunidad que refleja el creciente poder de las clases “emergentes”, tan ambiciosas y peligrosas, pero tan atrasadas e incultas.

Como se sabe, Juan Manuel Santos asumió la presidencia haciéndole creer al mafioso Álvaro Uribe Vélez que era tan psicópata como él -lo cual no deja de ser cierto, pues lo demostró con sus ejecutorias, aunque sus estilos sean tan diferentes- de modo que pudo capitalizar sus votos cautivos y beneficiarse de los fraudes electorales monumentales cocinados por los capos.

Desde entonces (agosto de 2010), la disputa por el ejercicio del gobierno central entre las mafias y las oligarquías tradicionales ha permitido judicializar a algunos capos abiertamente delincuentes y cínicos, tanto como a políticos escandalosamente corruptos, como el ministrito Arias, clon de Uribe, a quien le sigue una inmensa lista de indeseables, como los que lo rodeaban en la “casa de Nari”, empezando por su pariente José Obdulio Gaviria Vélez -quien fungía de asesor del presidente aunque lo pagaba el Convenio Andrés Bello, y no admite ninguna responsabilidad legal aunque conoció todos los secretos de Estado del régimen dictatorial y cocinó muchas de sus canalladas-, o su secretario privado, Bernardo Moreno, o quienes le aprobaban sus ucases en el parlamento y lo defendían a grito herido en las emisoras, con un histerismo insoportable que todavía no ha sido erradicado y puede resurgir como actitud dominante de los defensores del régimen mafioso y neoliberal.

También, Santos ha tomado iniciativas para revertir el desastre social exacerbado por la dictadura mafiosa, que incuba guerrilleros en las multitudes de desplazados despojados de sus tierras, obligados a perder sus lazos familiares y comunitarios para rebuscarse la vida en las ciudades mediante actividades generalmente ilícitas, pues son las únicas disponibles, como el micro tráfico de alucinógenos, el atraco o la prostitución; en caso de que no se resignen a obtener sus alimentos de los potes de basura, como hacen tantos compatriotas para no morir de hambre, avergonzando a la especie humana.

De esta manera, el conflicto social se traslada a las comunas y sus barrios, dejando a disposición de los opresores los sectores exclusivos de las ciudades tanto como las tierras fértiles del campo que les han arrebatado a quienes han condenado a vivir miserablemente en zonas de invasión y altamente peligrosas, acosados por el Estado que debería protegerlos, y enfrentados con sus vecinos para sobrevivir en tan lamentables condiciones.

Aunque el despojo de tierras para entregárselas a las multinacionales depredadoras es parte de la política que insiste en convertir en parias los países, el insólito gesto de Santos facilitando el retorno de los despojados a sus terruños, amparados en una ley de restitución de tierras de la que dice sentirse orgulloso, no deja de ser paradójico, pues no ha renegado de las explotaciones mineras ni de los saqueos de los páramos, de los acuíferos y de las selvas que dejó contratados su antecesor. Más bien, los ha fortalecido preventivamente al evitar oposiciones de politiqueros mediante la distribución equitativa de las regalías entre todas las regiones, inclusive las que no poseen los recursos que se robarán las multinacionales favorecidas con semejante desprendimiento.

La explicación puede hallarse por el lado de la legitimación política que le aporte pueblo al converso para enfrentar al populista traicionado, que se auto define como tigre y ahora está herido y resuelto a matar y a comer del muerto. Pero también se sabe que las adversas y precarias condiciones en que retornan los desplazados los inducen a vender sus predios a los inversionistas arrasadores, lo cual les quitaría a sus abusos un factor de ilegalidad: el despojo de tierras, pues las adquirirían “honradamente” o, al menos, acatando la ley, sin desdorar la insólita acción populista del osado converso.

5/8. Dilema político

De todos modos, la disputa por controlar el poder es una lucha de carácter estratégico que obligará a los oligarcas tradicionales a atacar con todas sus fuerzas y su astucia a los mafiosos que les disputan el gobierno central y ya poseen gran parte del regional.

Si no los vencen, su venganza será tenaz, sangrienta, perversa, dolorosa y prolongada, en caso de que recuperen el ejecutivo nacional, que es el sueño del chalán de Salgar, susceptible de lograrlo si no le cobran sus delitos antes de que la nueva justa presidencial de 2014 se presente brindándole la oportunidad de retomar su dictadura mafiosa y patriarcal, de corte medieval, tan arbitraria y ruinosa para la patria y sus impotentes habitantes.

Eso se sabe pero no se dice. De ahí los ataques del actual Gobierno Central, de la Procuraduría, la Fiscalía y hasta la Contraloría, contra quienes han gozado de una impunidad imperdonable, sometidos a una ley penal -aprobada durante la dictadura furibista- que sólo castiga a las víctimas pero les reconoce toda clase de gabelas a los victimarios, a no ser que sean honrados o desamparados, en cuyo caso servirán de chivos expiatorios condenándolos ejemplarmente.

Desde luego, los favorecidos con la permisiva ley penal garantista (o “sistema penal acusatorio degenerado”), son bandidos declarados que posan de defensores oficiosos del sistema mediante organizaciones armadas paralelas a las que autoriza la Constitución, de modo que son ilegítimas aunque Uribe y Samper las hayan bendecido en su oportunidad.

Su carácter de “Mano Negra” es indiscutible, como lo reconoció el mismo Juan Manuel Santos en su momento, cuando se quitó la máscara furibista.

Pero, luego de las desmovilizaciones promovidas por el régimen mafioso, los capos remasterizados, reintegrados a sus actividades delictivas una vez desenterradas las armas que escondieron antes de desmovilizarse, tras adquirir otras nuevas y más poderosas, en vez de combatir a las guerrillas, como el “apóstol” Carlos Castaño, más bien se han dedicado al excelente y siempre practicado negocio del narcotráfico, aunque -como las AGC (Autodefensas Gaitanistas de Colombia), surgidas en 2007 con el remoquete de “Aguijas Negras”- los “urabeños” (como también se les conoce aunque ya su territorio delincuencial abarca, oficialmente, unos siete departamentos, pero pueden hacer presencia activa y represiva en muchos más) prefieran darse un nombre con connotaciones políticas: AGC, para poder disfrutar de un trato benéfico si resuelven volverse a desmovilizar para acceder “legítimamente” al poder tras pagar unas penas ridículas.

Era lo que pretendían los mafiosos reunidos en Santa Fe de Ralito bajo el amparo de la “ley de justicia y paz”, o de impunidad, que tanto se esmeró en promover el Comisionado de Paz, siguiendo las precisas instrucciones de su jefe, para garantizarles la recuperación de sus derechos políticos y sociales a los narcos de derecha disfrazados de paramillitares, luego de cumplir unas penas irrisorias y hacer gesto simbólicos de buena voluntad.

El propósito era habilitarlos para ser elegidos, como quedó claro con la intervención de Mancuso y Báez en el Congreso Nacional, posando de “libertadores”; pero que la Corte Constitucional les frustró, obligando a Uribe a repetir un comportamiento que lo caracteriza desde siempre: traicionar a sus socios transitorios o hasta a los íntimos (como a su primo Mario Uribe Escobar).

En el caso de sus electores mafiosos, la traición abarcó a los “desmovilizados” que no se escaparon de Ralito, como sí lo hizo el astuto fratricida Vicente Castaño, asesino de Carlos. Ahora están extraditados en USA, condenados por delitos tan artificiales como el narcotráfico, pero gozando de impunidad por sus horrorosos crímenes de lesa humanidad, que tienen espantada a la especie.

Pretenden seguir engañando a la sociedad para disfrutar de garantías que sólo se les reconocen a los auténticos subversivos porque, en una respetable actitud altruista, arriesgan sus vidas para cambiar la organización social en vez de buscar su personal enriquecimiento, que es la motivación clásica de los mafiosos y de todos los bandidos, incluyendo los politiqueros corruptos que medran en todas partes, tanto como a sus panegiristas de la prensa vendida a los potentados y traidora de los pueblos.

6/8. Madrastra común

Lo cierto es que vivimos en un mundo donde la corrupción -dentro de ciertos límites que el ecuánime Julio César Turbay Ayala reconoció como habituales pero que el furibismo traspasó ostensiblemente, incluyendo las desmesuras del hijo homónimo del “ecuánime”, quien actuó como Contralor del régimen- ha sido la condición social y política para acceder al poder, desde el comienzo mismo de la vida republicana.

Como consecuencia, en Colombia -igual que en los demás países sometidos a gobiernos jerárquicos, sobre todo en la etapa actual de agonía del capitalismo y demás sociedades jerárquicas y consumistas, anunciada por el absurdo y letal Neoliberalismo-, la penetración de las instituciones por la mafia cada vez es mayor, hasta el punto de que en las últimas elecciones (del 30 de octubre de 2011) la mayoría de los candidatos eran bandidos reconocidos o estaban abiertamente aliados con ellos, como testaferros.

Es tan vil la república mafiosa a punto de consolidarse (como ejemplo y guía para todos los países condenados a ser parias y perder su soberanía) que varios elegidos se tuvieron que posesionar de sus cargos en la cárcel.

La putrefacción es de tal magnitud que, a raíz del asesinato de un capo (*) por la policía, el 1 de enero de 2012, hubo un paro armado ordenado por los bandidos, en siete departamentos, y también en la Medellín que controlan desde los pactos de Uribe -en 2005, mediante una ley de impunidad absolutamente vergonzosa, mencionada antes- con los narcotraficantes disfrazados de paramilitares, tanto como con algunos verdaderos paramilitares que, con su supuesta desmovilización, han disfrutado de privilegios que envidian sus víctimas.

No obstante, aún recibiendo subsidios del gobierno y trato penal preferencial, muchos continúan con sus fechorías. De ahí que los jefes de la banda en comento (AGC) sean desmovilizados reinsertados de las bandas criminales, como “Darío Usuga David, alias ‘Oto’, reinsertado del bloque Centauros de Auc; Henry López Londoño, ‘Mi Sangre’, desmovilizado del bloque Centauros; Roberto Vargas Gutiérrez, ‘Marcos Gavilán’, reinsertado bloque Córdoba; Francisco Morelo Peñata, alias ‘Negro Sarley’, reinsertado bloque Calima” (Periódico Q’uibo, Medellín, enero 15/2012, p. 3)

Conviene que la comunidad internacional lo sepa, pues Colombia cada vez está peor, saturada de injusticias y de criminales mentirosos aficionados a los falsos positivos promovidos por Juan Manuel Santos como ministro de defensa de Uribe, tanto como a las falsas desmovilizaciones promovidas por el inefable doctor “Ternura”, el Comisionado de Paz Luis Carlos Restrepo, a quien la justicia está persiguiendo para desazón de su jefe que teme perder su propia impunidad.

Con semejantes imposturas, los cipayos engañan a los inversionistas extranjeros haciéndoles creer que la subversión va en derrota. Lo hacen para obtener las comisiones que les dejará el saqueo de las riquezas naturales programado en todos los países por el sionismo en su propósito mesiánico de apurar el Fin del Mundo.

7/8. Hora de verdades

Llegó la hora de admitir que, en cuestiones legales referidas al narco negocio, la persecución a los alucinógenos, tanto como la represión a los adictos, son el verdadero crimen, pues su consumo es una práctica sagrada y ancestral en muchas culturas, de modo que no hay razón para prohibírsela a los adultos que la adopten.

Mirado como el negocio vil en que lo ha convertido el Imperio usano, su rentabilidad está asegurada porque las mismas ansias incontrolables del consumidor hacen que su dependencia sea “incurable”, de modo que hará todo lo que esté a su alcance para saciarlas.

En consecuencia, pretender que USA colabore reprimiendo el consumo no significa más que alimentar otra mentira para perpetuar el sucio negocio aparentando gran preocupación y hasta lucidez en la determinación de sus causas tanto como en la definición de mágicas y falsas soluciones.

Por tanto, las acciones represivas o hasta terapéuticas no son más que otras farsas destinadas a mantener engañada a la comunidad por sus explotadores, perpetuando un falso problema, que como tal es insoluble por mucho que se esmeren las autoridades y los mojigatos por resolverlo, fingiendo gran compromiso con la ley y una moralidad ejemplar aunque abiertamente reñida con la ética.

Mientras tanto, el negocio ilícito crece al amparo de la DEA y otras agencias del Imperio usano, destruyendo el tejido social de los pueblos; arruinando los entables productivos sanos, y corrompiendo al máximo a los cipayos que, condenando a los pueblos a la miseria eterna, les ofrecen en bandeja de plata las riquezas nacionales a los monopolios extranjeros interesados en la depredación y el saqueo inmisericordes.

Por eso es tan importante denunciar la falsa moral de los mojigatos aliados bajo cuerda con los bandidos pero, presuntamente, empeñados en perseguirlos y castigarlos por sus pecados sociales que, al menos en lo referido a los alucinógenos, no son tales si atendemos a la trascendencia del consumo de esas sustancias por las comunidades, desde tiempos ancestrales y en todos los rincones del planeta.

Su ilegalización busca mantener una rentabilidad exorbitante para los amos del negocio tanto como un ambiente de descomposición social que sume a los habitantes de los países productores en una guerra intestina capaz de impedir que reaccionen frente a los exabruptos cocinados por sus “representantes” y por las autoridades en favor de los enemigos comunes. Estratégicamente, es fundamental la ilegalización para convertir los países manejados por cipayos, en parias e inviables.

Mientras tanto, los mafiosos o “clases emergentes” se encargan de tomarse el poder político, paralelo al económico que han conquistado basados en el crimen y la autorización del saqueo de las riquezas nacionales por las multinacionales depredadoras.

Buscan convertir las naciones, sometidas por el imperialismo y sus lacayos, en parias no viables como países soberanos, sobre todo después de que la depredación de sus recursos los deja en un estado de postración similar al de Haití.

En esas está Colombia, pero le siguen los pasos los países centro y suramericanos tanto como el vecino de USA, el glorioso México, entre muchos más gobernados por cipayos desvergonzados, en todas las latitudes y altitudes existentes.

8/8. Oportunidad para la Vida

Somos víctimas de muchos engaños, pero llegó la hora de denunciarlos y superarlos, castigando a quienes los propalan y reconociéndoles a los ciudadanos sus fueros personales. Esto es, sus derechos inalienables, cuya garantía de ejercicio libre y pleno le corresponde a la sociedad plana que hemos de crear, pues bajo las jerárquicas que imperan no hay esperanzas, de modo que habrá que enterrarlas junto a la Historia.

Tal período antropológico decadente ha visto pelechar a los peores ejemplares de la especie, mediante estructuras sociales piramidales, depredadoras y autocráticas que les permiten imponérseles a las demás formas de organización social dignas. En cuanto a éstas, es obligación de las multitudes conscientes redefinirlas, implementarlas y defenderlas, a fin de que nos forjemos un futuro luminoso para todos.

El tiempo se agota y la responsabilidad es común, aunque parte de un compromiso individual que le corresponde asumir a cada uno consultando su conciencia tanto como sus intereses personales, familiares y sociales.

O sea, a ti te corresponde decidir porque estas vivo y naciste digno, así te hayan robado después la dignidad en aras de la supervivencia detestable, como esclavo, impuesta a las mayorías en las sociedades de clase o piramidales, que exigen mantener buenas migas con los que detentan el poder y la riqueza si se aspira a vivir sin muchas estrecheces, hasta disfrutando de prebendas negadas a esas mayorías oprimidas y expropiadas pero dignas aunque prudentes, y cuya oportunidad de reivindicarse se les presenta ahora, como nunca antes.

(*) Juan de Dios Usuga David, jefe de la ya mencionada banda los “urabeños”; o sea, de Urabá, donde surgieron las “Convivir”, bandas privadas avaladas por Álvaro Uribe Vélez, gobernador de Antioquia en ese entonces, y por Ernesto Samper Pizano, el presidente de la época acusado de haber sido financiado por el cartel de Cali en su campaña presidencial, lo cual dio origen a un escándalo de grandes proporciones que, posteriormente, ante las atroces actuaciones de Uribe como presidente impuesto por los narcotraficantes de derecha, ha pasado al rango de mera pilatuna. Por tanto, Samper cada vez recupera más prestigio como elemento de la oligarquía tradicional, que se lo quiere arrebatar a los mafiosos a fin de alinearlo con la oligarquía rediviva interesada en recuperar el ejercicio hegemónico del poder que disfrutó desde la época de la llamada Independencia del s. XIX. Es ese mismo poder que les han disputado las guerrillas comunistas (marxistas, leninistas, maoistas y castristas) y hasta las católicas (como el ELN) desde la culminación de la violencia liberal-conservadora de los 50s, pero que ha terminado en manos de los mafiosos neoliberales.

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Esta entrada fue publicada el 23 de enero de 2012 por en Noticias y política.

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